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not dvr REGRESA CON NUEVO SINGLE “darkroom”




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El 2023 ha sido un año de transformación para el joven artista y productor not dvr, que recientemente se trasladó a Londres desde su ciudad natal de North Berwick, en Escocia. Este año publicó el aclamado single “emptyhouse”, que le sigue a “prettynames” y “wishuwerehere”. Hoy, jueves 8 de junio, not dvr vuelve a lanzar el siguiente capítulo de su historia de madurez con un nuevo single, «darkroom«. Inspirado en una película de recuerdos capturados en su nueva ciudad, «darkroom» ofrece una estimulante mezcla de producciones acústicas, letras irónicas y pegajosos ganchos de voz. Ya a la venta a través de XL Recordingsescucha «darkroom» aquí.

not dvr debutó con una serie de proyectos autoeditados, tape_01, thru the city y el EP u can call me dillon, creados desde su estudio casero de Berwick (Escocia). Estas producciones DIY le convirtieron en un éxito orgánico, de boca en boca, que acumuló millones de streams y amasó una comprometida comunidad de Discord que incluía al renombrado productor estadounidense Kenny Beats. En un año, not dvr pasó de ser un productor de dormitorio a colaborador de Kenny Beats, firmando con XL Recordings para publicar su aclamado EP, dirty tapes, en 2022. Fue entonces cuando la crítica se fijó en su peculiar estilo de composición: Clash lo describió como «un talento de dormitorio preparado para el escenario central», y The Face Magazine exclamó: «dvr no es ninguna casualidad: su sonido lo-fi íntimo y scuzzy está lleno de detalles y hay grandes ganchos en sus canciones». Con una base de fans cada vez mayor que incluye a Omar Apollo, FINNEAS, Snoop Dogg, Clara Amfo y Joy Orbison, not dvr sigue consolidando sus éxitos con una producción musical más prolija en los próximos meses.

Portada del nuevo disco de not dvr

Portada del nuevo disco de not dvr

Sobre not dvr
En menos de un año, not dvr pasó de ser un muchacho escocés de 16 años en la búsqueda de una copia pirateada de Ableton, a un artista firmado por XL que colaboraba con Kenny Beats a los 17 años. Como si los exámenes de bachillerato durante una pandemia mundial no fueran suficientes, el prodigioso cantante, compositor y productor también autoeditó dos EPs – tape_01 y u can call me dillon – joyas lo-fi llenas de letras francas y promesas infinitas. «El confinamiento fue un renacimiento creativo», afirma. «Me dio todo el tiempo y los recursos para hacer exactamente lo que quería: levantarme cada día y trabajar en la música».

Con su suave acento híbrido («entre escocés, inglés y sudafricano»), Dillon explica que, cuando se trata de música, escribe directamente desde el corazón. «Mis canciones son básicamente anotaciones de un diario», dice. «Si parecen algo personales, es porque lo son. De hecho, puede que comparta más de la cuenta». Empezó a crear ritmos en Garageband a los 12 años, cuando acababa de maravillarse con el hip-hop del iPod de su amigo. Hasta ese momento, la experiencia de Dillon con la música era un poco diferente: sus padres, ambos sudafricanos, les habían educado a él y a sus hermanos mayores con leyendas como B.B. King y Jimmy Hendrix.

A los 15 años, Dillon aprendió a tocar la guitarra gracias a una serie de tutoriales de YouTube en los que desmenuzaba canciones de Frank Ocean y pronto se dio cuenta de que hacer instrumentales con Garageband -aunque le había proporcionado una base sólida para componer- no iba a ser suficiente. Inspirado, convenció a su escuela para que reintrodujera un curso de tecnología musical de nivel A que llevaba mucho tiempo sin impartirse. «Tenían un estudio viejo de mierda», dice de la escuela pública a la que asistía en North Berwick. «Todo el equipo se caía a pedazos, pero era un espacio al que podía ir a hacer música». Dillon empezaba a pensar que tenía algo entre manos cuando la pandemia cerró el colegio. Con la noticia de que les mandarían a casa en sólo dos días, se embarcó en la misión de completar la canción en la que había estado trabajando. «Acabó siendo «Am Sleep» de tape_01″, dice. «Fue la primera canción verdadera que hice; me quedé como, ¡oh, mierda! La verdad es que suena bastante bien». Internet no tardó en darle la razón.

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«Aquí es donde Kenny entra en escena», explica Dillon. Recién recluido en casa, el adolescente empezó a pasar el rato en Twitch y rápidamente dio con el canal de Kenny Beats. «Entré directamente en Discord y pregunté si alguien tenía un crack de Ableton», recuerda. «Es lo que había estado usando en la escuela, pero no podía pagarlo». Tras casi ser expulsado por la petición, el propio Kenny intervino y le dijo a Dillon que fuera a buscarse la versión de prueba gratuita de 90 días de Ableton. «Yo estaba como… ¡¿3 meses?! Es todo el tiempo del mundo». En ese período de 90 días, Dillon escribió, produjo y mezcló su proyecto debut, tape_01. Cuando salió a la luz, en junio de 2020, los mods del Discord de Kenny instaron al productor estadounidense a que le diera una escucha al EP, cosa que hizo… en vivo en streaming. Al día siguiente se puso en contacto directo con Dillon.

El productor -que ha trabajado con artistas de la talla de Rico Nasty, IDLES y Vince Staples- quería colaborar, así que Dillon le envió el demo de «lowlife» y le encantó. Con Kenny desarrollando aún más la producción, XL apareció en escena y vio ese mismo potencial en Dillon. A finales de 2021, siguió su debut con una colección de demos llamada, u can call me dillon, que incluía «16», una canción de amor tocada en el piano de su escuela y grabada en su teléfono en una sola toma.

Ese año, Dillon finalmente lanzó «lowlife», su primer single oficial y un tema sombrío en la línea de King Krule, inspirado en un período particularmente oscuro de enfermedad. Esta canción fue la base del EP más grunge del artista, dirty tapes, publicado en enero de 2022. El proyecto documentaba el último año y medio de la vida de Dillon: los altibajos (aunque, para ser sinceros, sobre todo los bajos) de una batalla implacable contra su salud física y mental. La lucha es audible. «El EP se vuelve progresivamente más deprimente», afirma sin rodeos. La canción que da título al disco expone las ambiciones del artista, mientras que en «stupid» (que pide a gritos una sincronización en Netflix) empieza a darse cuenta de que las cosas van mal. A continuación, la autocrítica de «lowlife» llega y las cosas se precipitan aún más, con Dillon admitiendo que «drugs» se hizo «en un momento de total desesperación».

Ahora se encuentra mucho mejor y el futuro le ilusiona. Como muchos jóvenes músicos que alcanzaron la mayoría de edad durante la pandemia, Dillon nunca ha dado un concierto y sólo ha asistido a uno. Actualmente es una banda de un solo hombre, y su objetivo es seguir así cuando suba al escenario; sueña con saltar entre instrumentos como sus ídolos Tyler, the Creator o Dave Grohl en el debut de Foo Fighters. La dicotomía de sus ídolos queda patente en su sonido visionario y fluido.

Sin embargo, lo que más entusiasma a Dillon es el hecho de que la gente ya esté acudiendo a sus mensajes directos para pedirle consejos sobre producción. La velocidad a la que las cosas han cerrado el círculo es, sin duda, un testimonio tanto de su ambición como de su talento. «Creo que lo mejor de todo es inspirar a la gente con mi música, del mismo modo que Kenny, Tyler o Dave lo hicieron conmigo», afirma. «Sólo quiero hacer que otras personas quieran hacer música». Y cuando el mundo escuche dirty tapes, en toda su cruda vulnerabilidad, seguro que tendrá el efecto deseado.

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