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La Concha Acústica espera a Evaristo en Guadalajara




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Si existe una voz que encarna la rabia, la ironía y la rebeldía del punk en español, esa es la de Evaristo Páramos Pérez. El histórico líder de La Polla Records, nacido el 13 de junio de 1960 en Galicia pero adoptado por el País Vasco, ha sido durante más de cuatro décadas uno de los referentes más incómodos e influyentes de la música contestataria en el mundo hispano. Más allá de su estilo mordaz y su inconfundible timbre vocal, Evaristo representa un ideario de lucha que se niega a envejecer. Su figura, tan polémica como admirada, sigue vigente gracias a su incansable actividad artística y su postura irreductible frente a los poderes establecidos.

Fue a finales de los años setenta cuando Evaristo, junto a un grupo de amigos obreros y estudiantes de la localidad alavesa de Salvatierra, fundó La Polla Records. Desde sus primeros ensayos en 1979, el grupo se propuso hacer ruido, molestar y, sobre todo, denunciar. Influenciados por el punk británico —especialmente por The Clash, Sex Pistols y UK Subs— pero con una identidad ibérica marcada por la realidad social postfranquista, la banda canalizó el hartazgo de una generación que crecía entre represión, desempleo, hipocresía religiosa y corrupción política.

Con un sonido crudo, directo y sin filtros, La Polla Records se convirtió en una máquina de protesta. Su primer EP, ¿Y ahora qué? (1983), fue un manifiesto explosivo. Luego vendrían discos como Salve (1984), Revolución (1985), No somos nada (1987) y Donde se habla (1988), que consolidaron su lugar como una de las bandas más radicales, irreverentes y populares del “rock radical vasco”, etiqueta que el propio Evaristo ridiculizaba llamándola “rock radical Blasco”.

Las letras de Evaristo fueron siempre su mayor arma. Directas como un martillazo, sin metáforas ni adornos. Desde el antimilitarismo hasta el anticlericalismo, pasando por el desprecio al sistema capitalista y la crítica a los nacionalismos de todo tipo, su obra se convirtió en una suerte de panfleto musical con una sensibilidad filosófica oculta tras la rabia. Frases como «Las cárceles están llenas de inocentes / los culpables están haciendo leyes» o «¿Qué paz es esa que se basa en la guerra?» son tan vigentes hoy como en los años ochenta.

No era raro que sus conciertos terminaran con enfrentamientos o censura. La Polla Records fue vetada en numerosas salas, emisoras y festivales. Pero eso no hizo más que fortalecer su mito. Para sus seguidores, Evaristo no era un cantante: era un portavoz. Un símbolo de la disidencia.

La banda sufrió un duro golpe en 2002 con la muerte del baterista Fernandito. Poco después, en 2003, La Polla Records anunció su disolución definitiva. Muchos pensaron que era el fin de una era. Pero Evaristo, fiel a su naturaleza inquieta, no tardó en levantar otro proyecto: Gatillazo, banda con la que volvió a los escenarios y publicó seis álbumes entre 2005 y 2016, manteniendo intacta su crítica social y su potencia escénica.

Sin embargo, el mayor impacto llegaría en 2019, cuando La Polla Records anunció su regreso con una gira titulada Ni descanso, ni paz, acompañada de un álbum con nuevas versiones de sus clásicos y un tema inédito. Contra todo pronóstico, el público —más diverso que nunca— respondió con sold outs masivos. Jóvenes nacidos después del auge original de la banda coreaban con euforia canciones escritas tres décadas atrás. Fue un revival insólito, visceral y emotivo.

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En 2021, tras finalizar el ciclo de reuniones de La Polla Records, Evaristo no se detuvo. Formó Tropa do Carallo, su más reciente proyecto musical, con el que publicó los discos Que hostias andáis (2021) y Habrá que verlo (2024). La banda, integrada por músicos más jóvenes, conserva la esencia de sus trabajos anteriores, pero con una producción más pulida y temas que dialogan con los nuevos tiempos: redes sociales, capitalismo digital, discursos de odio y vigilancia masiva.

En sus conciertos, Evaristo continúa siendo un frontman inigualable. Camina por el escenario como un sabio loco, despotricando con inteligencia y sarcasmo. A los 64 años, su energía escénica desafía al paso del tiempo y demuestra que el punk, más que un estilo musical, es una actitud ante la vida.

Menos conocido pero igual de relevante es el Evaristo escritor. Entre sus publicaciones destacan Por los hijos lo que sea (2002), una recopilación de anécdotas personales y reflexiones cotidianas, y Cuatro estaciones hacia la locura (2014), una suerte de diario existencial y social cargado de humor negro. También ha publicado Qué dura es la vida del artista (2018), donde ofrece una visión crítica —y cómica— del sistema cultural. Sus textos no son ensayos políticos ni manifiestos, pero tienen la lucidez de quien ha vivido en la calle, ha recorrido el mundo y ha conocido la miseria humana desde adentro. En ellos, el punk se convierte en literatura de combate.

Políticamente incorrecto, incómodo para la izquierda y la derecha, Evaristo ha sido acusado de todo: desde agitador hasta populista. Él, en cambio, se reivindica como un tipo coherente. «No soy ni de izquierdas ni de derechas, soy un antisistema práctico», ha dicho. Su decisión de no vacunarse contra el COVID-19 y sus opiniones sobre la “dictadura sanitaria” durante la pandemia generaron críticas incluso entre sus seguidores. Pero no le importa. Nunca le ha importado. Más allá de las controversias, su legado es indiscutible. Sin pasar por radiofórmulas ni medios comerciales, Evaristo ha influido en miles de jóvenes en España y América Latina. Bandas como Ska-P, Boikot, Los Muertos de Cristo, 2 Minutos, El Último Ke Zierre, entre muchas otras, han reconocido su influencia. Su estética, su discurso y su postura ética son, para muchos, el paradigma del punk en español.

Hoy, Evaristo Páramos no solo es una leyenda del punk ibérico. Es también una prueba viviente de que la música puede ser una trinchera. Que la honestidad puede ser un arte. Y que la disidencia no se jubila. Evaristo regresa a Guadalajara este próximo 21 de junio a la Concha Acústica, donde celebrará 45 años de carrera. Venta de boletos por el sistema Superboletos.com.

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