Simple Minds, algo de otro mundo su presentación el Cruel World Fest

Formada en Glasgow en 1977, Simple Minds inició su trayectoria como una banda de post-punk para luego evolucionar hacia un sonido más épico y atmosférico que definiría su estilo distintivo. Liderados por el carismático Jim Kerr, lanzaron su primer álbum, «Life in a Day», en 1979. Sin embargo, sería con discos como «Empires and Dance» (1980) y «New Gold Dream (81–82–83–84)» (1982) que realmente captaron la atención internacional.

El punto álgido de su éxito comercial llegó con «Sparkle in the Rain» (1984) y especialmente «Once Upon a Time» (1985), que incluyó el éxito «Alive and Kicking». Pero fue su sencillo «Don’t You (Forget About Me)», parte de la banda sonora de la película «The Breakfast Club» (1985), lo que los catapultó al estrellato. Esta canción no solo fue un éxito masivo, sino que también se convirtió en un emblema de la cultura pop de los años 1980.

Comparados a menudo con U2, Simple Minds y la banda irlandesa tienen orígenes similares en el post-punk. Sin embargo, U2 alcanzó la fama mundial con «War» en 1983 y «The Joshua Tree» en 1987, estableciéndose como una de las bandas más grandes del mundo. A pesar de que Simple Minds fue fundamental en sus inicios, U2 los superó y alcanzó una mayor prominencia global.

Simple Minds fueron pioneros en la integración de elementos electrónicos y atmosféricos en su música, influenciando a muchas bandas posteriores. Su capacidad para crear paisajes sonoros épicos y emocionales les otorgó una ventaja única. A pesar de haberse aventurado en una gira mundial después de seis años, su legado perdura y continúan siendo una influencia significativa en la música contemporánea.

Recientemente, participaron en el festival Cruel World en Pasadena, California, atrayendo a una multitud de aproximadamente 40 mil personas. La presentación de los Minds fue la única en Estados Unidos y todo el continente, lo que resalta su impacto duradero y su atractivo global.

En cuanto a su presentación, la banda demostró su profesionalismo y dominio escénico. Jim Kerr, a sus 65 años, mostró una energía imponente y una voz impresionante, respaldado por una alineación sólida que incluye a Charles Burchill en la guitarra, Ged Grimes en el bajo, Sarah Brown en las vocales y Cherisse Osei en la batería. Temas como «Waterfront», «Someone Somewhere in Summertime» y «Alive and Kicking» destacaron en su setlist, dejando una impresión duradera en el público.